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Por Carlos Villalobos/Diseñador de modas
info@carlosvillalobos.net Fotos: Revista Perfil
La semana de la alta costura de París fue muy comentada por los aires de crisis, el retorno a las raíces de las casas de moda y los nuevos laboratorios de ideas.
Una de las colecciones más esperadas fue la de Dior Couture, cuyo lema, “el retorno a las raíces”, sirvió para dedicarla al fundador de la marca y fue presentada en los salones de su sede. La colección apuesta por las chaquetas bar de talle ajustado características de Dior, las faldas anchas estilo new look y los finos bordados, con un toque de lencería sexy muy característico del diseñador John Galliano.
Chanel hizo honor a las figuras icónicas de su identidad, como lo son el célebre Perfume Nº 5 y los clásicos trajes sastre de tweed reinventados por Karl Lagerfeld, quien no tuvo ningún reparo en recordarnos que la alta costura es un lujo al que pocas tienen acceso.
Armani Privé presentó una colección llena de brillos y sus ya clásicos suits de chaqueta y pantalón.
Jean-Paul Gaultier rindió homenaje al cine y a sus actrices con una colección inspirada en los clásicos cinematográficos de los años 30 y 40; en tanto que Riccardo Tisci reafirmó el estilo Givenchy mezclando reminiscencias de los trajes tradicionales marroquíes y joyas rockeras.
Por su parte, Christian Lacroix exhibió lo que se cree fue su última colección de alta costura ya que en mayo pasado se declaró en quiebra debido a la crisis económica global.
Con mucho menos medios y recursos, las pequeñas casas como Gustavo Lins, Alexandre Matthieu, Rabih Kayrouz o On aura tout vu mostraron propuestas innovadoras y contemporáneas basadas en la esencia de la alta costura.
La marca On aura tout vu (de los diseñadores Livia Stoianova y Yassen Samouilov) se inspiró en la naturaleza y trabajó un corsé esculpido de madera y encaje adornado con pedrería y plumas.
Entre los nuevos talentos que fueron aceptados en el estricto gremio de la alta costura parisina están el dúo francés de Alexandre Morgado y Matthieu Bureau y el libanés Rabih Kayrouz.
Hoy día, se dice que el objetivo de los desfiles de alta costura no es vender vestidos exclusivos y hechos a la medida, sino crear imagen para las maisons.
La alta costura puede refrescarse y salir adelante con base en la construcción de marcas y grandes campañas de mercadeo; empero, estos son recursos muy lujosos que deben administrarse con mucho cuidado.
La semana de la alta costura de París fue muy comentada por los aires de crisis, el retorno a las raíces de las casas de moda y los nuevos laboratorios de ideas.
Una de las colecciones más esperadas fue la de Dior Couture, cuyo lema, “el retorno a las raíces”, sirvió para dedicarla al fundador de la marca y fue presentada en los salones de su sede. La colección apuesta por las chaquetas bar de talle ajustado características de Dior, las faldas anchas estilo new look y los finos bordados, con un toque de lencería sexy muy característico del diseñador John Galliano.
Chanel hizo honor a las figuras icónicas de su identidad, como lo son el célebre Perfume Nº 5 y los clásicos trajes sastre de tweed reinventados por Karl Lagerfeld, quien no tuvo ningún reparo en recordarnos que la alta costura es un lujo al que pocas tienen acceso.
Armani Privé presentó una colección llena de brillos y sus ya clásicos suits de chaqueta y pantalón.
Jean-Paul Gaultier rindió homenaje al cine y a sus actrices con una colección inspirada en los clásicos cinematográficos de los años 30 y 40; en tanto que Riccardo Tisci reafirmó el estilo Givenchy mezclando reminiscencias de los trajes tradicionales marroquíes y joyas rockeras.
Por su parte, Christian Lacroix exhibió lo que se cree fue su última colección de alta costura ya que en mayo pasado se declaró en quiebra debido a la crisis económica global.
Con mucho menos medios y recursos, las pequeñas casas como Gustavo Lins, Alexandre Matthieu, Rabih Kayrouz o On aura tout vu mostraron propuestas innovadoras y contemporáneas basadas en la esencia de la alta costura.
La marca On aura tout vu (de los diseñadores Livia Stoianova y Yassen Samouilov) se inspiró en la naturaleza y trabajó un corsé esculpido de madera y encaje adornado con pedrería y plumas.
Entre los nuevos talentos que fueron aceptados en el estricto gremio de la alta costura parisina están el dúo francés de Alexandre Morgado y Matthieu Bureau y el libanés Rabih Kayrouz.
Hoy día, se dice que el objetivo de los desfiles de alta costura no es vender vestidos exclusivos y hechos a la medida, sino crear imagen para las maisons.
La alta costura puede refrescarse y salir adelante con base en la construcción de marcas y grandes campañas de mercadeo; empero, estos son recursos muy lujosos que deben administrarse con mucho cuidado.
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